miércoles, 9 de noviembre de 2016

Irete y sus detalles

Aboru Aboye! 
Mis mejores deseos para quienes lean estas líneas y las compartan con su entorno, porque así harán crecer nuestra filosofía.

Hoy hablamos del término Irete
Irete es una conjunión de las palabras ire te que significa propiciar ó crear bienestar. Podemos considerar en términos generales que irete es la determinación para lograr bienestar y transformación personal positiva. Pero si no se dirige hacia metas alcanzables, se convierte en un obstáculo difícil de vencer.

Ayer a la tarde me llamó un joven Awo cubano, omo Eshu (Elegba).
Es un joven de los que decidieron buscar nuevos horizontes y emprendieron el camino para lograrlo.
En el nuevo destino ha leído estos escritos y le pareció una buena vía para intentar recuperar información de la base filosófica en la que basa sus criterios de Ifá.
Me habló sobre su situación actual en el nuevo entorno, donde observa que las manifestaciones sociales y las actuaciones de sus iguales religiosos difieren de los criterios que tiene, por herencia familiar y por principios personales.
Me dijo que viajó sólo con su Eshu, sin bajar a Ifá antes, de modo que no recibió su consejo para el camino, ni le acompaña aún. Su odu de Ifá advierte entre otras cosas, de separación familiar y religiosa. Que las ramas se separan del tronco, los hijos se separan de los padres, y los ahijados se separan del padrino.
Su odu de vida, destaca el arte de cocinar (posible trabajo), y enseña que el buen uso de la herencia y la guía familiares brindan información y determinación para lograr la prosperidad.
Le comenté que le espera un largo y difícil camino, en el que jugarán un papel determinante el crecimiento personal y la capacidad de adaptación para lograr insertarse en la nueva cultura, y que podrá contar conmigo para facilitarle información, como le prometí a Ifá que haría con todos los seres humanos.
El compromiso previo es demostrar disposición a dedicar el tiempo necesario a estudiar, para adquirir un conocimiento de Ifá aplicable a las condiciones sociales de hoy, en el entorno individual, y contribuir con ello a enriquecer su práctica en el mundo actual, respetando nuestras bases afrocubanas.
Su actitud me resultó sincera y empecé a enviarle información para que se refugie en el estudio, en estos momentos en que necesita llenarse de las enseñanzas de Ifá para conseguir sus deseos.
Este es el primer caso de este tipo, y pido a todas las personas, olorisas o awos, que lean estas letras y consideren que pueden ayudarle, que envíen comentarios con sus criterios. Mo dupe.
Maferefun Eshu ati bogbo Orisas
Mo foribale Ifá.
Okanbi



sábado, 5 de noviembre de 2016

Aje y Omó

Aboru Aboye!
Mis mejores deseos para quienes lean estas líneas y las compartan en su entorno, pues contribuirán al crecimiento de nuestra cultura religiosa.

En el día de hoy trataré un tema sobre el que siempre he mantenido un criterio personal, diferente a la mayoría de mis iguales en la práctica de nuestra religión. El cobro y el pago de los derechos por los trabajos religiosos. En mi caso, los derechos por cada trabajo son los que marque Ifá.
 A raíz de mi anterior escrito titulado el Ayewo de Oshe Meyi, mi ahijado Irete File me reafirmaba, una vez más, la necesidad que tiene el sacerdote de Ifá, como todos los demás seres humanos, de tener dinero para la vida diaria. Este escrito le da la razón.



 Mi actitud ha estado sustentada en el hecho de que si Ifá conoce y expone la situación y los problemas de quien solicita la consulta; también conoce sus posibilidades económicas.
Desde hace muchos años he sido criticado por este método, por el que quizás he sido menospreciado en algún entorno porque piensan que regalo lo que hago, pero como cuento con la aprobación de Ifá y lo considero adecuado, lo he mantenido.
Sin embargo, nunca he criticado a quienes ponen precios exorbitantes a sus trabajos y consagraciones, ni a quienes los aceptan, pues son acuerdos entre personas, y por tanto dignos de respeto, siempre que el trabajo se haga de manera adecuada.
Los escritos de Leonel Osheniwo sobre este tema, aportan detalles filosóficos que deben ser divulgados, porque nos ilustran y aconsejan desde la óptica de Ifá. Veamos:
Aje (dinero) y Omó (hijos), fueron por adivinación para saber si al llegar a la tierra, toda la humanidad los iba a buscar y llegarían a ser populares. 
La humanidad, que no los tenía, tenía que salir a buscarlos, por eso los Babalawos les dijeron que realizando el ébó, la humanidad los iba a salir a buscar.
Aje le preguntó a Omo: ¿Quién es mayor entre nosotros? Yo soy la mayor, Omo. Entonces Omo respondió: Creo que estás loco, yo soy el mayor.
Así empezaron a discutir entre ellos y Aje le dijo: Está bien, si tú dices que eres mayor, tú eres el mayor. 
La humanidad se embarazó y Aje fue a esconderse el día que comenzaron a parir. La gente decía: Vayan a buscar dinero para comprar comida y ropa para los bebés. Y los padres, al pasar tantos trabajos para conseguir dinero para comprar alimentos y vestidos para sus hijos, comprendieron que Aje era mayor que Omo.
Entonces Omo se inclinó ante Aje y Aje le dijo: ¿Ya ves? Te había dicho que yo era mayor que tú. En todas las formas yo soy el  mayor. 
Así los dos llegaron a ser muy populares y muy requeridos en la Tierra. Ellos comenzaron a festejar dándole gracias a sus babalawos, sus babalawos a Ifá e Ifá a Olodumare.

Analizando este Ese Ifá, reafirmamos que los hijos son más grandes que el dinero, pero, si el dinero falta ¿Con qué podríamos mantener a nuestros hijos?
A día de hoy vemos una creciente disminución de la natalidad en diferentes países, desarrollados o no. Es evidente que se debe a la inseguridad económica actual, puesto que los jóvenes no tienen estabilidad laboral para poder mantener un hogar y a sus hijos, por lo que no están preparados para tenerlos. 
Los iré deben tener un orden: ariku, que es la salud, es el primero porque cuando somos jóvenes por lo general somos sanos; luego aje, que es la palabra con que llamamos al dinero y el bienestar que le acompaña, porque el joven al crecer accede al mundo laboral y comienza a ganar dinero. Es entonces cuando puede planificar la creación de una familia.
De todos estos iré, los hijos son los que más se llegan a querer, pero realmente no se pueden tener, si antes no se tienen los anteriores.
Desafortunadamente muchos llegan a tener hijos, sin tener trabajo ni  dinero para mantenerlos, sin darse cuenta que han traído un hijo a la vida, sólo para hacerlo pasar trabajos, necesidades y en muchos casos, hasta hambre. 
Esta es una ley de la vida, una verdad que no admite discusión, ya que como dijo Leonel, sin dinero, no podríamos tener casa, tener pareja y mucho menos bienestar a nuestros hijos.
Sin la intención de cambiar el orden de vida que cada quien tiene programado, desde la mira de Ifá sólo se pretende enseñar, principalmente a los jóvenes, cómo planificar su vida, pues no se trata de tener hijos, sino de darles una vida lo más plena posible, dentro de las posibilidades de cada cual, según su destino personal. 
¿Cuántos niños podemos ver en la calle, porque los padres, no previeron esta circunstancia? ¿Qué futuro tienen esos niños, hijos de padres que por lo general no tienen dinero para mantenerlos, cuando muchas veces la delincuencia, es el único camino que encuentran?
No a todos los muchachos les pasa esto, pero lo cierto es que se dan más en familias destruidas por falta de dinero y con hijos no planificados a los que dejan a su suerte. 
No se trata de que una persona quiera más al dinero que a los hijos (que los hay), sino de la importancia jerárquica celestial que tiene el dinero sobre los hijos, ya que es el dinero, quien dará el bienestar a los hijos, tal como lo dice el Ese Ifá.
Es un problema de planificación y nadie en su sano juicio tendría hijos, si no tiene dinero con que mantenerlos.
Primero dinero, luego casa, pareja y luego hijos. Se trata de enseñar a las personas, que deben tener las cosas por un orden, para no pasar trabajos en la vida. 
Y hasta aquí por esta vez egbón ati aburos. Seguimos divulgando para mejorar nuestras prácticas.

Mo dupe Osheniwo!
Mo foribale Ifá Orisa
Okanbi