Aboru Aboye!
Mis mejores
deseos para los seguidores de este blog.
Cuento con ustedes para conseguir que
se conozca su contenido y contribuir a difundir, de manera comprensible, los
objetivos de nuestras prácticas.
En el escrito
de hoy me refiero al libro La Lengua Ritual Lúkúmi, del awo Víctor Betancourt,
que brinda importante información para la comprensión de palabras rituales,
conceptos y objetivos de quienes seguimos esta filosofía-religión.
Como ponen de manifiesto las investigaciones, las condiciones
naturales y sociales que encontraron nuestros ancestros, en su condición de
esclavos, les obligaron a introducir muchas variaciones en sus prácticas; variaciones
que, a día de hoy, según mi modesto criterio; no han cesado.
Si analizamos el odu Oshé
Odi (Oshedí) podemos aprender de Ifá que:
El impulso hacia la abundancia material crea problemas
que impiden alcanzar el bienestar.
Contrario
a lo admitido popularmente, el dinero y las joyas no son los bienes más
importantes para los seres humanos. Los medios de defensa ocupan el primer lugar.
En su libro, Víctor Betancourt nos aporta:
A§edí (ashedí) - Se
le denomina al dinero (owó, ajé) que
se paga en compensación a los trabajos rituales... Es vulgarmente conocido como el "derecho
del santo o de la consulta".... Nuestros antepasados creían que el dinero
tenía facultades espirituales para modificar los acontecimientos, según se
narran en muchas de las fábulas y leyendas.
El dinero
pasa de una persona a otra y el mal de uno, a través del dinero, va a parar a
otro. Es esencial su presencia en la adivinación pues, él vive en muchos
bolsillos y casas y todo lo sabe, está presente en todo, decían muchos de
nuestros abuelos. No le daban mucho sentido material sino espiritual. También,
por otra parte, le atribuían poderes destructivos por lo que se exigía
entregarlo envuelto en papeles utilizados para envolturas y en hojas de malanga
(ewé ikoko).
Se dice que E§u, quien está pendiente de las
compensaciones, exige la quinta parte de nuestras ganancias o cinco monedas
como pago. Desde tiempos antiguos los derechos mantenían esa normativa. Las
consultas primero, eran 0.05 (cinco centavos); épocas posteriores 1.05 (un peso,
cinco centavos); luego siguió aumentando a 2.10, 3.15, 4.40, 5.35, 7 .35, 8.40,
9.45 hasta 16.80. En la actualidad el derecho es a capricho y potestativo.
El dinero también se dividía en partes y
luego se repartía de la mejor forma. En toda la literatura antigua aparece: owó la méjo, owó la méta, etc. Esto era
el dinero dividido en ocho y el dinero dividido en tres.
Así que, aunque la cantidad a pagar, hoy en día, es un
acuerdo entre las partes interesadas, es responsabilidad del sacerdote, la
forma en que lo define y lo recibe, para evitar malas consecuencias.
Y hasta aquí esta vez egbón ati aburos.
Mo foribale Ifá ati Orisa.
Okanbi
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