Aboru Aboye!
Mis mejores deseos para quienes lean y compartan estas líneas en su entorno. Contribuirán a un análisis enriquecedor.
Hoy hablamos de Írósun Meji, donde Ifá enseña sobre la utilidad de la trasmisión de la experiencia de nuestros ancestros familiares, para mantener y aumentar el bienestar de nuestra estancia en la tierra.
Actualizar los conceptos ancestrales de Ifá Orisa a nuestros días y criterios actuales no es tarea fácil, pero sus enseñanzas bien merecen el esfuerzo.
Con el desarrollo de las comunicaciones y su incidencia en nuestras vidas, lo que antes fue familiar, hoy es público, y global en muchos casos.
Como se hace notar a diario, la sociedad busca nuevas formas de vivencia, o supervivencia, y por ello tiende a cambiar cánones que hasta ahora han regido nuestras vidas en todos los aspectos, pero sobre todo en los emocionales y culturales.
Es comprensible que esa búsqueda conlleve errores, que luego serán corregidos, o no.
El comportamiento de las relaciones humanas ha cambiado, y con él, las formas de su expresión, donde la música, como manifestación emocional juega importante papel.
Los hermanos Santos en acción
Los mayores de 40 años podemos observar que los ritmos musicales, el mensaje de sus letras y sobre todo el baile, han experimentado cambios sustanciales, que no constituyen precisamente una elevación de los valores que intentan sustituir.
Considero de imperiosa necesidad aunar esfuerzos para recuperar y mantener los valores de nuestros tiempos. En el ámbito latinoamericano y español, el bolero y sus diferentes derivaciones, pueden aportar mucho.
La bachata dominicana, como expresión actual del bolero y el son cubanos, está en la cúspide de los bailes de pareja en todos los ambientes, y puede contribuir a recuperar aquellos valores. Por tanto, escuchemos y bailemos bachata, pero no dejemos de lado al bolero y el son, que fueron su raíz y la expresión musical y bailable de unas relaciones sociales, personales y amorosas de las que debemos seguir aprendiendo para nuestro bienestar terrenal.
Y hasta aquí por esta vez.
Mo foribale Ifá Orisa!
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